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La novela erótica de los 90

La novela erótica de los 90 Las edades de Lulú
Almudena Grandes
Novela

Hace ya algún tiempo que me leí esta novela de Almudena Grandes, y la verdad es que me sorprendió el trasfondo sentimental y emocional que recogía una obra de la que todo el mundo comentaba sus escenas eróticas, obviando la historia vital que encierra. Las Edades de Lulú apareció en 1989 y catapultó a la fama a su autora gracias a la consecución del premio La sonrisa Vertical.

María Luisa (Lulú), es una niña que crece entre nueve hermanos, y sólo en Marcelo encuentra a un confidente y una vía de acceso al amor de su vida: Pablo. Todo comienza cuando ella cumple 15 años: Pablo se la lleva a un acto cultural al que nunca llegan porque decide iniciarla en el misterioso mundo de la sexualidad. A partir de ese momento, ella se obsesiona con el amigo de su hermano hasta que años más tarde se casan.

El matrimonio se va a caracterizar por no cortarse ni un pelo en eso que llaman la experimentación sexual, o sea, no caer en la monotonía para no llegar a los dolores de cabeza. La exploración de las posibilidades del sexo en pareja los llevará hasta ELy, un travestí extremeño que compartirá con ellos muchas veladas y una gran amistad. Todo marcha bien hasta que Pablo hace realidad una de sus fantasías y mezcla a Marcelo, hermano de Lulú, en un juego erótico sin que ella lo sepa. Cuando se da cuenta, piensa que han sobrepasado sus límites morales y abandona a su marido.

Pero claro, acostumbrada a tanta marcha, la pobre se introduce en terrenos en los que nunca se imaginó envuelta. Va a sentir una atracción fatal hacia los gays que la va a llevar al plano del sadomasoquismo. Lulú pierde el control de su vida en favor del sexo, hasta que logra salvarse por los pelos gracias a la ayuda de Pablo y Ely.

Almudena Grandes lo borda en esta novela con una redacción clara y sencilla que logra mantener la atención del lector en todo momento. Pero, sin dudas, lo mejor es como plasma las obsesiones sexuales de una mujer sin ningún tipo de pudor; algo que tenía mucho mérito hace quince años, y lo sigue teniendo actualmente, porque todavía existe la leyenda urbana de que la mujer es sexualmente simple. Todo un recorrido por la perversión humana camuflada en una existencia aparentemente normal de una madre de familia.
Benjamín Guerrero

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